Muros de sombras y de pájaros

Muro de Sombras y de Pájaros, de Miriam Alicia Sendoya, el libro ganador del Concurso Ediciones Embalaje del XXX Encuentro de Poetas Colombianas del Museo Rayo de 2014, suscita una reacción de profundo dolor. En un viaje a la Sierra de Aracena, en Huelva del sur andaluz de España, visité el pueblo blanco de Fuenteheridos. Allí me mostraron un muro donde se podían distinguir unas cruces que se desdibujaban a la intemperie.  Contra ese muro blanco como una página, habían fusilado 10 hombres de la resistencia a Franco después de la Guerra Civil Española. Una vez partidas las tropas, las esposas, las madres y las hijas de los ejecutados salieron en la noche y pintaron una cruz negra en el lugar donde había muerto el padre, el hijo, el esposo o el hermano. Desde entonces, en ese pueblo de nombre lorquiano, cada año, en el aniversario del día doloroso, las mujeres hacían lo mismo.  Quedan pocas, se han ido muriendo o yéndose del lugar y, sin embargo, pude ver las cruces, ya casi sombras, ese día en el 2006.  Muro de Sombras y de Pájaros me recordó ese muro y esas cruces.   Me hubiera gustado hacer imprimir los brevísimos trazos de los poemas en una especie de biombo para dar la idea de un muro.  El de Miriam Alicia está en su memoria de la Colombia de su origen, el lugar de donde tuvo que salir y que añoraba cuando escribía estos poemas de duelo:  “Huí lejos de las amorosas montañas, / de los cómplices ríos, / de pueblos enlutados / y de sombras con humana presencia.  / Mi morral, / como si cargara una tumba”  (Poema XXV).